ESCUELA DE LIDERAZGO ORGANIZATIVO INTEGRAL

Los problemas que el sector campesino viene enfrentando en los últimos años, se ha visto multiplicado por diversas sinergias que aportan al incremento de su ya precaria situación, por un lado el abandono de los gobiernos de turno, en cuanto a la preocupación por la calidad de vida, o la implementación de servicios básicos como agua, salud o saneamiento, por otro lado la falta de una educación orientativa hacia su desarrollo, la mengua de capacidades en agricultura sostenible, el abuso por parte de sectores que no valoran el trabajo del campesino y la consecuente migración a las ciudades hacen que la situación de las personas del campo siga siendo cada vez más insostenible.

Si bien, la situación ya es difícil, esta se ve incrementada en la mujer, que sufre más directamente la desigualdad social predominante de un machismo culturizado, que amenaza, todo el equilibrio familiar y comunitario, y que hace de la mujer rural un ente subordinado, a la espera de una economía solventada solo por el hombre, que a su vez deriva en abuso físico y psicológico, no permitiendo al sexo femenino surgir y ser parte de un crecimiento que a la postre es el desarrollo de toda una comunidad.

Las mujeres rurales en toda su diversidad, experimentan las consecuencias del fenómeno del cambio climático y con mayor fuerza debido a su situación de disparidad, por la cual disminuyen sus capacidades resilientes, haciéndolas más vulnerables ante las amenazas y riesgos, enfrentándolas a las bajas y altas temperaturas, la sequía, la disminución de los caudales de agua potable y riego, las bajas cosechas, el incremento de enfermedades que se van aclimatando fruto de este evento, entre otras adversidades.

Que hacer ante esta realidad es una de las preguntas que se viene haciendo la Fundación, desde hace algún tiempo y el resultado de ese cuestionamiento es el de fortalecer a las mujeres indígenas y campesinas en la organización, de una manera integral; es decir trabajar para reunir las asociaciones de la provincia y volverlas jurídicas, para que puedan formar parte de una federación única, más fuerte, amplia y solidaria que pueda luchar con voz propia ante la injusticia de autoridades indolentes y

de un machismo creciente, que pueda tomar las riendas de planificación de su futuro, que genere proyectos y busque financiamientos para cambiar duras realidades, que implemente capacitaciones y educación para el trabajo femenino y principalmente que sea el estandarte de combate al cambio climático, pues la mujer es el paradigma de madre del páramo, vigilante ante la injusticia del abuso hacia la naturaleza y primera cuidadora del agua, pues conoce que la falta de este liquido deriva en pobreza y muerte.

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